Lilypie Waiting to Adopt tickers

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lunes, 28 de enero de 2013

LLEGANDO A LA META

2013. Hace ya casi un mes que empezamos este año. Yo que siempre he sido muy supersticiosa y he pensado que el 13 traía mal fario y va a ser un año especial. Por millones de cosas, positivas y negativas. Y si vuelvo la vista atrás no es ni será en nada diferente al resto de años, con sus cosas malas o no tanto, que hicieron mi camino. Este camino. Pero a la vez, será un año diferente porque nos habrá unido de nuevo a alguien que no nació de mí, si no para mí.

El 2012 acabó bien, en cuanto a asignaciones. El terrible y angustioso parón del último trimestre se rompió gracias a las asignaciones, con una semanita de diferencia, de mis compinches en el trío de la leche. Y qué ilusión tan grande poder ver con mis propios ojos esos milagros, en especial ver cómo Afri conseguía el más maravilloso de los milagros poder dar de mamar a su hijo, ese nuevo hijo que no la sintió extraña ni ajena, que se enganchó a la vida como si nunca hubieran sido dos personas desconocidas, como si realmente esa fantástica leyenda del hilo rojo fuera realmente verdad. Me sentí parte de esa unión, aunque fuera una milésima partícula de esa unión. 

Todo ha ido rodado desde entonces. Volvimos a un ritmo medianamente aceptable, y que volvió todo mi mundo del revés cuando hace dos semanas hubo TRES ASIGNACIONES en tres días. No podíamos creérnoslo. De golpe estábamos ahí. En las puertas. A un par de escalones de asomarnos al precipicio de una nueva maternidad. Y yo que siempre he estado dispuesta a tirarme sin paracaidas de pronto sentí vértigo. 

El 18 de enero llamé para la nueva horquilla. Mes y medio. Un poco de sopa fría para entibiar el alma que andaba revolucionada. Pero la realidad está ahí. Sus palabras exactas "es probable que no vuelvas a llamar"..y hoy, otra asignación. Únicamente quedamos dos. Dos. 

No puedo aún creerlo. Estoy  bloqueada. LLevo un par de semanas durmiendo con la cuna pegada a mi cama, viendo cada mañana en la habitación de Elia ropa para planchar y doblar de distintas edades, recogiendo aquí y allá cachibaches de bebés..y aún no me hago a la idea de que realmente mi vida va a volver a cambiar. Va a volver a ponerse del revés y como dice la canción "ya nada volverá a ser como antes.."

Y justo el sábado soñé por primera vez que tenía a mi hij@ en brazos y le daba el pecho. Qué sensación!..gracias Pilar, por ser mi hada madrina, por hacerme ese magnífico regalo, ese relactador que cumplirá otro de mis sueños, de los míos, de los de es@ nuev@ hij@ y de Elia, que desea con todas sus fuerzas que su hermanit@ pueda mamar.



Espero estar a la altura de las circunstancias porque está claro que desde aquí ya veo la meta, de salida y no de llegada.






1 comentario:

  1. Ufff,es precioso ese sentimiento plasmado en esas palabras,nunca me paré a pensar como vivís ese momento las madres adoptivas,aL final a todas nos une un mismo sentimiento,el ser madres!!!!!!

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